La evolución de nuestra sociedad ha convertido el silencio en un “bien muy preciado”, en un tesoro que encontrar y en muchos casos, en la medicina natural para nuestro estrés. La tecnología es muy ruidosa y aunque no lo creamos, somos seres sensibles a los ruidos y sufrimos las consecuencias de una exposición continua a un ambiente lleno de sonidos ensordecedores.
Y esta realidad, ¿Cómo nos afecta?
Un estudio llevado a cabo por científicos alemanes ha demostrado que el silencio es necesario para llevar a cabo determinados procesos mentales como la regeneración neuronal. Sabemos que el descanso y el silencio permiten a nuestro cerebro asimilar la información de todas las experiencias que vivimos. ¡Necesitamos calma para poder organizar e integrar lo nuevo!
Practicar silencio durante pequeños momentos al día es determinante para nuestra salud mental y emocional y para gozar de una buena calidad de vida.
“….El ruido no solo ensordece, sino que también acalla las preguntas que surgen del asombro ante la observación de la realidad. Para aprender, no sólo hace falta revivir informaciones, sino que es necesario consolidarlas, interiorizarlas. Y para ello, es preciso tener espacios de silencio….”
Catherine L´Ecuyer
La semana pasada hicimos en clase juegos del silencio.
En gran grupo, los niños tenían que estar en silencio mientras veían como pasaba el tiempo en un reloj de arena. Hemos repetido el mismo juego en pequeños grupos.