En clase estamos trabajando las emociones.
Les hemos contado el libro ...
Y después hemos colocado nuestra pinza en la rueda de las emociones y hemos explicado porque nos encontrábamos así.
La importancia de aceptar las emociones…
¿Cuántas veces hemos dicho a los niñ@s: “No te enfades”, “Deja de llorar”, “No deberías estar nervioso” Negar sus propias emociones genera un gran problema para los niños al provocarles una lucha contra ellas y no aceptarlas. Recordemos que los niños son grandes maestros en la atención plena y la frustración, la ira o el miedo que sienten es muy real. Valida sus emociones y hazles saber comprendes su tristeza o su enfado. Eso les ayudará a aceptarlas desde el presente.
…Y ser conscientes de porqué tienen esas emociones y para que les sirven
Muchos niños cuando están nerviosos, o preocupados no saben que les están ocurriendo. Un ejercicio muy bueno consiste en comparar las emociones con esos frasquitos con paisajes llenos de nieve que si los movemos parece que está nevando. Si lo agitamos se ve la tormenta de nieve, pero pronto, si nos sentamos, paramos y respiramos podemos ver como de nuevo la nieve se va asentando de nuevo. Las emociones son como esa nieve que a veces se agitan pero si nos calmamos y paramos deja de nevar
En este sentido también puedes enseñarle a reconocer el origen y la utilidad de sus emociones con preguntas como: ¿De dónde viene tu enfado?”¿Cómo se siente tu cuerpo cuando estás enojado? ¿Te ayuda a algo ese enfado? Charlar de todo esto con cariño, escuchándoles y haciéndoles pensar les crea una visión mucho más consciente y proactivo respecto a sus emociones.
En este sentido también puedes enseñarle a reconocer el origen y la utilidad de sus emociones con preguntas como: ¿De dónde viene tu enfado?”¿Cómo se siente tu cuerpo cuando estás enojado? ¿Te ayuda a algo ese enfado? Charlar de todo esto con cariño, escuchándoles y haciéndoles pensar les crea una visión mucho más consciente y proactivo respecto a sus emociones.
El trabajo con las emociones es muy importante para nuestros hijos e hijas , para reconocer lo que les pasa y para entender también al otro. Un taller para los papás y mamås también sería interesante. Gracias.
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